El concepto denominado tecnología apropiada, conveniente o intermedia se acepta como alternativa a los problemas tecnológicos de las naciones industrializadas y, lo que es más importante, como solución al problema del desequilibrio social provocado por la transferencia de tecnologías avanzadas a países en vías de desarrollo. Se dice que el carácter arrollador de la tecnología moderna amenaza a ciertos valores, como la calidad de vida, la libertad de elección, el sentido humano de la medida y la igualdad de oportunidades ante la justicia y la creatividad individual. Los defensores de este punto de vista proponen un sistema de valores en el que las personas reconozcan que los recursos de la Tierra son limitados y que la vida humana debe reestructurarse alrededor del compromiso de controlar el crecimiento de la industria, el tamaño de las ciudades y el uso de la energía. La restauración y la renovación de los recursos naturales son los principales objetivos tecnológicos.
Además se ha argumentado que, como la
sociedad moderna ya no vive en la época industrial del siglo XIX y principios
del XX (y que la sociedad postindustrial es ya una realidad), las redes
complejas posibles gracias a la electrónica avanzada harán obsoletas las
instituciones de los gobiernos nacionalistas, las corporaciones multinacionales
y las ciudades superpobladas.
La tecnología ha sido siempre un medio
importante para crear entornos físicos y humanos nuevos. Sólo durante el
siglo XX se hizo necesario preguntar si la tecnología destruiría total o
parcialmente la civilización creada por el ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario